Saltar al documento

Resumen EL Carácter DE LA Ilustración

resumen de la ilustracion
Asignatura

Filosofia (2702)

741 Documentos
Los estudiantes compartieron 741 documentos en este curso
Año académico: 2023/2024
Subido por:
Estudiante anónimo
Este documento ha sido subido por otro estudiante como tú quien decidió hacerlo de forma anónima
Universidad Nacional de La Matanza

Comentarios

Inicia sesión (Iniciar sesión) o regístrate (Registrarse) para publicar comentarios.

Vista previa del texto

EL CARÁCTER DE LA ILUSTRACIÓN – HANKINS

En 1759, el matemático francés Jean Lerond D’Alembert decía que su siglo era el siglo de la filosofía por excelencia y describió a la revolución de la filosofía natural como una vigorosa fermentación de las mentes que se extiende por la naturaleza en todas direcciones.

La Revolución científica se asocia con grandes nombres como los de Galileo Galilei, Johannes Kepler, René Descartes e Isaac Newton. D’Alembert creía que era una revolución todavía en marcha en 1759 y que continuamente se estaba acelerando: “Una vez sentados los cimientos de una revolución casi siempre es la generación siguiente la que completa esa revolución”. El siglo XVII había comenzado esa revolución; el siglo XVIII la completaría.

La expresión revolución científica surgió en relación con las matemáticas, que se consideraban la mayor fuerza revolucionaria. En 1700, Bernard le Bovier de Fontenelle habló de la “revolución casi completa en geometría” que había comenzado con la geometría analítica de Descartes. Alexis-Claude Crairaut en 1747 atribuyó la “gran revolución en física” a los principios de Newton.

En el prólogo de su Histoire de la Academia de Ciencias de París, Fontenelle argumentaba en 1699 que el nuevo “espíritu geométrico” también podía mejorar las obras sobre política, moral, crítica literaria e incluso oratoria pública, y D'Alembert afirmaba que si se pudiera pasar matemáticos de contrabando a España la influencia de sus pensamientos claros y racionales se extendería hasta minar la Inquisición. Los filósofos del siglo XVIII creían que la revolución científica estaba cambiando toda la actividad humana, y no solamente las ciencias naturales. La razón era la clave de un método correcto y el modelo de la razón eran las matemáticas.

DIFERENTES SIGNIFICADOS DE RAZÓN:

 El orden impuesto a la naturaleza recalcitrante.  Sentido común.  Argumento lógicamente valido.

Cual sea su significado, la razón era una guía valiosa para el conocimiento y la vida.

El siglo XVIII fue llamado por los franceses (en su traducción) como el siglo de las luces, enfatizando en la razón como camino hacia el conocimiento. Kant en 1785 cuando le preguntaron sobre la época ilustrada dijo que no vivían en una época ilustrada, sino una época de ilustración.

Kant, en 1785, al igual que D’Alembert en 1759, pensaba que la revolución científica todavía estaba en marcha, y cinco años después la revolución intelectual en Francia fue seguida por la primera gran revolución política de los tiempos modernos. La Ilustración fue una forma de pensar, un enfoque critico que, se suponía, abriría el camino al pensamiento y a la acción constructiva.

Razón y Naturaleza.

La razón fue normalmente entrelazada con la naturaleza, y esta conexión venia de la Inglaterra del siglo XVII, con un papel fundamental en la teología natural en la Edad Media, que había sido el dominio de aquellas verdades que solo podían hallarse por el uso de la razón, sin la Revelación de la Biblia. Además de la prueba ontológica de la existencia de Dios, afirmaba que la obra de una inteligencia suprema era evidente en el orden del mundo natural. A medida que los logros de la ciencia en el siglo XVII aumentaban, el argumento del designio comenzó a reemplazar a os argumentos racionales a priori y a menudo incluso a la Revelación de las Escrituras. John Locke pudo afirmar que “las obras de la Naturaleza en todas partes son prueba suficiente de una Deidad”, y Robert Boyle coincidía en que nunca había visto una “producción inanimada de la naturaleza, o de la casualidad, cuyo ingenio fuese comparable a la más humilde extremidad del animal más despreciable”. Si Dios pudiese ser conocido por su creación, la Biblia no sería necesaria para probar la existencia de Dios.

La razón abandonó los métodos de la lógica formal por los de las ciencias naturales, y las leyes de la razón se hicieron idénticas a las leyes de la naturaleza. Puesto que las leyes de la naturaleza habían sido escogidas

libremente por Dios para su creación, solo podían ser conocidas por el experimento. En el siglo XVII el experimento formo parte del acercamiento “razonado” a la naturaleza.

La razón y la naturaleza fueron interpretadas como manifestaciones de una inteligencia divina con un valor moral. En “Los viajes de Gulliver” de Jonathan Swift (1726) mencionaba “pensaba que la Naturaleza y la Razón eran guías suficientes para un animal razonable, como pretendíamos ser, mostrándonos lo que debíamos hacer y lo que debíamos evitar” y Newton concluía su Óptica (1704) con que, perfeccionando la filosofía natural, “se ampliarán también los límites de la Filosofía Moral” y los designios de Dios serán revelados “por la luz de la Naturaleza”.

Para Lord Shaftesbury o Voltaire (Deístas), este argumento de los designios era suficiente para probar la existencia de Dios sin necesidad de la Revelación registrado en la Biblia. Spinoza y John Toland no solamente prescindían de la Biblia, sino que equiparaban a Dios con la naturaleza. Toland inventó el terminó panteísmo para describir la creencia de que Dios y la naturaleza eran lo mismo.

Denis Diderot, Julien Offray de La Mettrie y D’Holbach negaban la existencia de cualquier Dios espiritual. Ellos insistían en que la razón y la naturaleza eran suficientes por sí mismas.

Se crearon dos paradojas, que aparecieron con los intentos de los filósofos del siglo XVIII por crear una ciencia del hombre, que la Ilustración nunca resolvió:

  1. Las leyes de la naturaleza debían ser descubiertas mediante la experimentación y la observación, eran puramente descriptivas. Revelaban las relaciones ordenadas de los fenómenos y las sometían a reglar. Para ello, las leyes de la naturaleza y la razón contenían imperativos morales. Su aspiración a una ciencia moral objetiva parecía contener una contradicción implícita.
  2. Los filósofos naturales del siglo XVIII intentaron aplicar la ley natural. Su objetivo era hallar las leyes por las que se regían los fenómenos naturales y que predijeran en su totalidad y con precisión los acontecimientos futuros, pero al mismo tiempo, se consideraba que las leyes de la naturaleza, al ser aplicadas al hombre, conferían mucha mayor libertad. Se suponía que los derechos inalienables del hombre afirmados por la Declaración de la Independencia Americana, por ejemplo, habían sido establecidos por “la Naturaleza y el Dios de la Naturaleza”, el hombre es entendido como parte de la naturaleza.

Ciencia y Literatura.

Había una forma de asignar un valor moral a la ciencia sin contradicción: atribuir virtudes tradicionales a la búsqueda de la ciencia. En 1688, Fontenelle escribió un tratado sobre la égloga o poema pastoral donde le atribuía las virtudes de la convención pastoral a los miembros fallecidos de la Academia de Ciencias francesa: atribuía simplicidad, humildad, austeridad, falta de ambición y amor a la naturaleza a la persona elogiada. El propósito de estos miembros en la vida era la búsqueda desinteresada de la verdad, y eso era una virtud. Además de las virtudes de la convención pastoral, Fontenelle los dotaba de aquellas virtudes que Plutarco atribuía a los grandes personajes del mundo romano: fortaleza, deber, valor y resolución. Aunque la ciencia misma puede ser enteramente objetiva y carecer de contenido ético, su misma objetividad hacía del filósofo natural un hombre virtuoso: servían a la humanidad en vez de a sí mismo.

Para el marqués de Condorcet, el filósofo natural no podía seguir siendo virtuoso en su retiro rustico. El deber de reformar la sociedad a través de la razón se hacía imperativo. Sin embargo, la conclusión siguió siendo la misma: la búsqueda de la filosofía natural era moralmente buena. La búsqueda más virtuosa de todas sería la creación de una ciencia del hombre que, a través de la razón, destruyese el prejuicio y la superstición y construyese una nueva sociedad sobre principios científicos objetivos.

En el siglo XIV, la separación entre la ciencia y la literatura era casi completa, pero la Ilustración todavía mantenía el hincapié en la literatura. Los filósofos naturales querían ser conocidos como «hombres de letras”, todos los pensadores eran miembros de la “república de las letras”. República porque valoraba la libertad de pensamiento

 La zoología, botánica, geología y meteorología, habían sido empleados con significados ligeramente diferente; pero la biología y sociología fueron campos creados en el siglo XIX.

Durante el siglo XVIII todas estas categorías empezaron a presentarse en las configuraciones que conocemos hoy; pero éste fue un proceso gradual. La Ilustración fue un periodo de transición entre lo viejo y lo nuevo.

Las categorías cambiantes de la ciencia durante la Ilustración fueron un reflejo de las opiniones cambiantes sobre la naturaleza, y su estudio. Lo que hoy llamamos ciencia, era conocido como filosofía natural. La filosofía natural todavía formaba parte de la filosofía y luchaba con cuestiones filosóficas como la existencia del alma, la actividad y pasividad de la materia, el libre albedrio y la existencia de Dios. Aun en la mecánica racional (el estudio matemático de los movimientos y las fuerza que lo producen), Pierre-Louis Moreau de Maupertuis afirmaba que su “principio de la acción mínima” demostraba la existencia de Dios, y Madame du Chatelet apoyaba la teoría mecánica de Leibniz porque explicaba mejor el libre albedrio.

La filosofía mecánica.

Los filósofos de la Ilustración aceptaron la filosofía mecánica heredada de sus antecesores del siglo XVII, quienes eliminaron de la filosofía natural el concepto de causas finales y la mayoría de conceptos aristotelianos como forma, sustancia y accidente. La filosofía mecánica requería que los cambios observados en el mundo natural se explicasen sólo en términos de movimiento y reordenamientos de los componentes de la materia. Los filósofos mecánicos estaban divididos sobre las causas del movimiento y el cambio.

  1. Descartes creía que no había fuerzas ni poderes en la materia. Mantenía que Dios había creado el universo como un mecanismo perfecto de relojería capaz de funcionar a partir de entonces sin ninguna intervención. El movimiento se comunica de una parte a otra de la materia por contacto directo. Todo lo que observamos en el mundo es materia en movimiento y el concepto de materia en movimiento es suficiente para explicar todos los fenómenos. Malebranche llevó más al extremo esta negación de la fuerza: cualquier fuerza o poder en la materia sería un poder sustraído a Dios; por ende, un trozo de materia no podía afectar de ninguna manera a otro. Cuando dos cuerpos colisionan no se ejerce ninguna fuerza entre ambos, sino que es una “ocasión” (causa ocasional) para que Dios actúe y es Dios el que cambia los movimientos de los cuerpos. Señalaba que nunca vemos las causas, sino que siempre vemos los movimientos cambiantes de la materia.
  2. Newton aceptaba la filosofía mecánica, pero no la negación de la existencia de la fuerza. Aunque no conocía las fuerzas de gravitación, cohesión, elasticidad, etc., estaba convencido de su existencia y basó su mecánica en el supuesto de que la materia consiste en partículas inertes con una fuerza de atracción o repulsión que actúa entre cada par de partículas. Negaba la existencia de cualquier fuerza o poder innato, con la posible excepción de una fuerza de inercia o pasividad, la cual no podía explicar por fuerzas externas. También especulaba con la posibilidad de un poder o espíritu omnipresente, pero concluía que tal poder se imponía a la materia y no era interno a ella.
  3. Leibniz argumentaba que la fuerza era interna a la materia. La fuerza era más «real» que la materia en que estaba contenida porque la materia era tan sólo un fenómeno, una manifestación sensible de la relación entre las sustancias metafísicas activas de las que se compone el universo. Si dividiéramos la materia en partes lo suficientemente pequeñas, llegaríamos a algo que ya no sería materia, y estas entidades metafísicas inmateriales son las fuentes del poder y la dirección que observamos en el mundo.

Todas estaban inspiradas en gran parte por motivos religiosos: Descartes luchaba contra el animismo renacentista que describía la naturaleza como algo vivo y reconocía almas en todas sus partes. Newton no era animista, pero creía que negar las fuerzas de la naturaleza era negar a Dios. Leibniz creía que únicamente la atribución del alma, el poder y la voluntad a las sustancias de la naturaleza nos permitiría explicar el funcionamiento de la naturaleza y la voluntad de Dios.

Ciencia y filosofía.

Para que el concepto de fuerza sea útil en una ciencia cuantitativa como la mecánica, es necesario saber cómo medir la fuerza.

El debate sobre la naturaleza de la fuerza siguió estando en la encrucijada entre la ciencia y la filosofía, como había estado en el siglo XVII.

Todos ellos afirmaban que su método para alcanzar el conocimiento iba más allá de los métodos matemáticos, pero también consideraban los métodos racionales de las matemáticas como el núcleo esencial y el modelo de su pensamiento. Las matemáticas marcaron la pauta para la ciencia de la Ilustración. Esta identificación de la ley natural con la razón dio a los filósofos del siglo XVIII una visión extremadamente optimista de las posibilidades de la nueva ciencia. Una vez que el método científico apropiado fuese reconocido y aplicado, un constante engrandecimiento del conocimiento humano y una constante mejora de la condición humana sería el resultado inevitable.

La encyclopedie.

La Encyclopedie fue un punto focal para gran parte de la filosofía y del espíritu reformista de mediados de siglo. A principios del siglo XVII, Francis Bacon había exhortado a la elaboración de un gran diccionario que reuniese de forma ordenada todos los conocimientos prácticos que únicamente estaban en poder de los artesanos en sus respectivos oficios.

En 1728 un cuáquero ingles llamado Ephraim Chambers publicó en Londres una Cyclopaedia en dos tomas. En 1745 dos extranjeros entraron en la oficina de Paris del editor André-Francois Le Breton con una traducción completa del mismo. El editor se metió en un embrollo legal con los traductores y cuando logró salir de eso y reclamó su privilegio, amplió el proyecto, atrayendo a otros editores de Paris para financiar una obra de 10 tomos, entre ellos Diderot y D’Alembert.

La Encyclopedie llegó a sumar 17 tomos de textos y 11 de grabados, cada uno medio 40cm de alto y contenía más de novecientas columnas dobles de texto.

La Encyclopedie reflejaba el entusiasmo de Diderot por la filosofía de Bacon. El bosquejo de la obra seguiría la clasificación del conocimiento de Bacon y los artículos cubrirían tanto los oficios como las ciencias: contenían numerosos artículos sobre maquinarias, forja, minería, construcción naval, etc.

Proporcionaba también un acceso fácil a la información sobre cualquier tema imaginable: religión, derecho, literatura, matemáticas, filosofía, química, ciencia militar y agricultura. Su propósito era mostrar la interrelación de todos los conocimientos. Sus detractores afirmaban que era propaganda antirreligiosa destinada a destruir los lazos de la sociedad. Se convirtió en el modelo de todas las enciclopedias posteriores, y su popularidad quedó demostrada por la velocidad y la frecuencia de su piratería.

Voltaire, Montesquieu, Rousseau y Turgot escribieron para la Encyclopedie.

D’Alembert escribió “Discurso preliminar”. En este ensayo ofrecía lo que él llamaba una “historia razonada” de la formación de las ciencias. Se trataba de un relato de cómo podrían haber surgido las ciencias lógicamente de haber seguido una secuencia natural de descubrimiento. D’Alembert admitía que todo conocimiento proviene de los sentidos y que las ciencias por tanto deben depender de la observación y el experimento, pero también creía que una vez que el experimento había revelado las leyes básicas de una ciencia, la elaboración de la teoría era cosa de los matemáticos.

¿Ha sido útil este documento?

Resumen EL Carácter DE LA Ilustración

Asignatura: Filosofia (2702)

741 Documentos
Los estudiantes compartieron 741 documentos en este curso
¿Ha sido útil este documento?
EL CARÁCTER DE LA ILUSTRACIÓN – HANKINS
En 1759, el matemático francés Jean Lerond D’Alembert decía que su siglo era el siglo de la filosofía por
excelencia y describió a la revolución de la filosofía natural como una vigorosa fermentación de las mentes que
se extiende por la naturaleza en todas direcciones.
La Revolución científica se asocia con grandes nombres como los de Galileo Galilei, Johannes Kepler, René
Descartes e Isaac Newton. DAlembert creía que era una revolución todavía en marcha en 1759 y que
continuamente se estaba acelerando: “Una vez sentados los cimientos de una revolución casi siempre es la
generación siguiente la que completa esa revolución”. El siglo XVII había comenzado esa revolución; el siglo XVIII
la completaría.
La expresión revolución científica surgió en relación con las matemáticas, que se consideraban la mayor fuerza
revolucionaria. En 1700, Bernard le Bovier de Fontenelle habló de la “revolución casi completa en geometría”
que había comenzado con la geometría analítica de Descartes. Alexis-Claude Crairaut en 1747 atribuyó la gran
revolución en física” a los principios de Newton.
En el prólogo de su Histoire de la Academia de Ciencias de París, Fontenelle argumentaba en 1699 que el nuevo
espíritu geométrico” también podía mejorar las obras sobre política, moral, crítica literaria e incluso oratoria
pública, y D'Alembert afirmaba que si se pudiera pasar matemáticos de contrabando a España la influencia de
sus pensamientos claros y racionales se extendería hasta minar la Inquisición. Los filósofos del siglo XVIII creían
que la revolución científica estaba cambiando toda la actividad humana, y no solamente las ciencias naturales. La
razón era la clave de un método correcto y el modelo de la razón eran las matemáticas.
DIFERENTES SIGNIFICADOS DE RAZÓN:
El orden impuesto a la naturaleza recalcitrante.
Sentido común.
Argumento lógicamente valido.
Cual sea su significado, la razón era una guía valiosa para el conocimiento y la vida.
El siglo XVIII fue llamado por los franceses (en su traducción) como el siglo de las luces, enfatizando en la razón
como camino hacia el conocimiento. Kant en 1785 cuando le preguntaron sobre la época ilustrada dijo que no
vivían en una época ilustrada, sino una época de ilustración.
Kant, en 1785, al igual que D’Alembert en 1759, pensaba que la revolución científica todavía estaba en marcha, y
cinco años después la revolución intelectual en Francia fue seguida por la primera gran revolución política de los
tiempos modernos. La Ilustración fue una forma de pensar, un enfoque critico que, se suponía, abriría el camino
al pensamiento y a la acción constructiva.
Razón y Naturaleza.
La razón fue normalmente entrelazada con la naturaleza, y esta conexión venia de la Inglaterra del siglo XVII, con
un papel fundamental en la teología natural en la Edad Media, que había sido el dominio de aquellas verdades
que solo podían hallarse por el uso de la razón, sin la Revelación de la Biblia. Además de la prueba ontológica de
la existencia de Dios, afirmaba que la obra de una inteligencia suprema era evidente en el orden del mundo
natural. A medida que los logros de la ciencia en el siglo XVII aumentaban, el argumento del designio comenzó a
reemplazar a os argumentos racionales a priori y a menudo incluso a la Revelación de las Escrituras. John Locke
pudo afirmar que “las obras de la Naturaleza en todas partes son prueba suficiente de una Deidad”, y Robert
Boyle coincidía en que nunca había visto una “producción inanimada de la naturaleza, o de la casualidad, cuyo
ingenio fuese comparable a la más humilde extremidad del animal s despreciable”. Si Dios pudiese ser
conocido por su creación, la Biblia no sería necesaria para probar la existencia de Dios.
La razón abandonó los métodos de la lógica formal por los de las ciencias naturales, y las leyes de la razón se
hicieron idénticas a las leyes de la naturaleza. Puesto que las leyes de la naturaleza habían sido escogidas