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70000115 - PARACENTESIS TECNICA CONTRAINDICACIONES E INDICACIONES
Materia: Cirugia (Cx)
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Universidad: Universidad Autónoma de Chiapas
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120 GH CONTINUADA. MAYO-JUNIO 2003. VOL. 2 N.o3
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Paracentesis
MERCEDES PÉREZ-CARRERAS Y GREGORIO CASTELLANO
Servicio de Medicina del Aparato Digestivo. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. España.
REVISIÓN TÉCNICA DIAGNÓSTICA
Puntos clave
La paracentesis
es una técnica
sencilla y segura que
permite detectar la
presencia de ascitis,
conocer su causa y
descartar infección
del líquido ascítico.
PROCEDIMIENTO
Lugar de punción y posición del enfermo
Dependen del volumen del líquido ascítico (LA) y del grosor de
la pared abdominal. Si existe abundante LA y el sujeto es del-
gado se recomienda la posición en supino; si hay menor canti-
dad, en decúbito lateral. Antes de elegir el lugar de punción se
debe explorar cuidadosamente el abdomen con el propósito de
localizar el lugar de mayor matidez y evitar zonas vascularizadas
(circulación colateral, vasos epigástricos), cicatrices posquirúrgi-
cas (por la tendencia del intestino a adherirse a la pared anterior
abdominal) y los cuadrantes abdominales superiores (hepatoes-
plenomegalia). En general, se recomienda la punción en el cua-
drante inferior izquierdo del abdomen, en el punto de unión si-
tuado en el tercio externo y los dos tercios internos de una línea
imaginaria entre la espina ilíaca anterosuperior y el ombligo1-3.
La ultrasonografía abdominal puede ser de gran ayuda en caso
de duda diagnóstica en la identificación de LA (ausencia de
matidez en los flancos) o dificultad en el lugar de punción (pre-
sencia de múltiples cicatrices abdominales u obesidad grave)4,5.
La paracentesis es un procedimiento rápido,
sencillo y seguro que permite detectar la
presencia de líquido libre en la cavidad
abdominal, conocer su causa y descartar
posibles complicaciones (“paracentesis
diagnóstica o exploradora”). En la actualidad
esta técnica es considerada de elección en el
manejo de la ascitis a tensión (cirrótica o
maligna) y de la ascitis por hipertensión portal
refractaria al tratamiento diurético
(“paracentesis terapéutica o evacuadora”).
La paracentesis
diagnóstica está indicada
en el primer episodio de ascitis
y en cualquier paciente con
cirrosis y ascitis que ingrese en
el hospital, presente síntomas y
signos de infección o
descompensación aguda de su
enfermedad hepática.
No existen
contraindicaciones
absolutas para su
realización. La coagulopatía
grave asociada a la cirrosis
es una contraindicación
relativa.
En la actualidad la
paracentesis
evacuadora se considera
de elección para el
tratamiento de la ascitis a
tensión y la ascitis
refractaria.
Técnica
Una vez elegido el lugar de punción, se procede a desinfectar la
piel con solución yodada. Se considera imprescindible el uso de
guantes estériles y opcional, el de paños, traje, gorro o masca-
rilla. El paso inicial consiste en infiltrar el tejido celular subcu-
táneo y la piel con anestesia local, para posteriormente intro-
ducir una aguja, preferiblemente de metal, la cual debe avanzar
lentamente, en pasos de 5 mm, para evitar vasos y permitir que
el intestino se aleje de ella1. La anestesia local se considera im-
prescindible para las paracentesis terapéuticas, pero puede ob-
viarse en las diagnósticas. Suele emplearse una aguja de 3,8 cm
y 22 G que, tras obtener 30-60 ml de LA para su estudio, de-
be extraerse rápidamente, para que la piel vuelva a su posición
original. En caso de ascitis a tensión se recomienda la “punción
en Z”. Consiste en desplazar con una mano la piel de la pared
abdominal aproximadamente 2 cm, mientras que con la otra
mano se inserta la aguja montada en una jeringuilla. No se
suelta la piel hasta que se comprueba que la aguja está en la ca-
vidad peritoneal y que se aspira LA3. Teóricamente, de esta
manera el aumento de la presión abdominal tiende a cerrar el
trayecto de la aguja tras la paracentesis y previene el drenaje es-
pontáneo posterior de líquido. Si el flujo es intermitente pue-
de movilizarse la aguja o profundizar 1-2 mm. Nosotros utili-
zamos una aguja intramuscular para las paracentesis
diagnósticas y una aguja de 16 G y 3,25” (8 cm) de longitud in-
cluida en un trocar de seguridad de calibre 18 G para las eva-
cuadoras. Se trata de una aguja metálica de punta afilada situa-
da dentro de una cánula de bordes romos con orificios laterales.
Una vez que la aguja ha penetrado en la cavidad peritoneal, se
extrae su parte interna y se conecta la cánula a una bomba de
aspiración. El proceso se da por finalizado cuando el flujo por
la cánula se hace intermitente, a pesar de movilizarla con cui-
dado dentro de la cavidad abdominal y movilizar al paciente a
decúbito lateral izquierdo. La administración de albúmina o
expansores del plasma se inicia al finalizar el proceso6.